
Los
lobitos marinos,
nacidos a comienzo de año, ya se pasean por la costa, se divierten en la rompiente, juegan a ser mayores, se mantienen con el grupo de hembras que están en la playa, pero también se agrupan y distraen. En su socialización infantil, van y vienen, nadan un poco, se mordisquean entre ellos, mientras aprenden a seguir su instinto natural de ser
mamíferos marinos.

Los nacidos en
Punta Norte, y otras loberías de la zona con
características morfológicas similares, se encuentran en un área circunnavegadas por las
orcas, que en su necesidad fisiológica diaria de alimentarse, aprovecha esta época del año para tentarse por estas indefensas y distraidas criaturas, que se exiben en la rompiente.

Cada día que pasa, las loberías de
Punta Norte, van sufriendo bajas. En una buena
temporada de varamiento intencional, aproximadamente un 10% de los lobitos nacidos en enero se convierten, en alimento de
las orcas.

También cada día que pasa, los sobrevivientes o simples testigos de ataques entre los lobitos, van comprendiendo que no pueden estar tan distraidos en la rompiente, porque la vida presenta sus riesgos, es por eso que aparte de estar mas grandes, empiezan a estar mas alertas y menos expuestos. Para fines de abril, comienzos de mayo, el tamaño y la astucia de los lobitos, crea en las
orcas la necesidad de concentrar sus energias en otras alternativas alimenticias, relegando este bocado para el año próximo, en la proxima
temporada de Orcas.
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